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Jugar con niños, con muchos niños 25 noviembre 2009

Posted by ppglaf in Sesiones de juego.
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Hoy he estado en el colegio de mi hijo mayor (3 años) jugando con él y con unos cien niños más. Las impresiones de la actividad han sido muy positivas, aunque ahora mismo estoy exhausto, porque ha sido agotador. Más adelante explico por qué.

Todo empezó con un comentario que le hice a mi mujer acerca de enseñar algunos juegos de mesa al personal docente del colegio. Ella se lo dijo al maestro de mi niño y al final he terminado participando de una jornada completa en las aulas, con una sesión de 45 minutos en cada una de las cuatro clases de infantil de tres años.

Las maestras y maestro, cinco en total, conocieron los juegos la tarde antes, con la sorpresa habitual en quienes no conocen este mundillo, los eurogames o los juegos de Haba. La idea es que cada aula, dividida normalmente en cuatro grupos de trabajo, contara con la o el docente, una profesora de apoyo, mi mujer y yo, cada uno a cargo de uno de esos grupos, con un par de juegos para usar durante unos diez minutos y estableciendo una rotación para que todos los niños jugaran a todos los juegos.

Claro que, como todos los buenos planes, no sobrevivió al contacto con el enemigo 😉

Para empezar, la maestra de apoyo tuvo que sustituir una baja y no pudimos contar con ella, por lo que asumí llevar dos mesas simultáneamente (¿será sólo por esto lo de mi cansancio?). Suerte tuve que pude contar un rato con una monitora (creo, ni siquiera pude cruzar más de dos palabras con ella) que nos echó una mano durante una media hora o así, y lo noté muchísimo.

Por operatividad, los adultos asumimos unos juegos en concreto y nos íbamos desplazando de una mesa a otra con los mismos, por aquello de conocer bien los entresijos del juego que explicábamos. Dejé al profesorado el Animal sobre Animal y el Gulo Gulo, mi mujer tomó El Frutalito y Sac Noir, y yo me quedé con Avioneta Piruetas, Jenga, Los Caballeros del Castillo y Stampede!

La selección no estaba sujeta a discusión alguna: eran los juegos de mi colección que resultaban más apropiados. Habría contado con otros si elegir hubiese sido una opción. Incluso descarté maravillas como la Danza del Huevo, Bamboleo y otros porque eran demasiado proclives al desmadre o porque no eran adaptables a niños tan pequeños. ¿Imaginais un huevo de goma botando descontrolado en un aula de veinticinco menores de cuatro años? Inviable.

Sin mencionar el escasísimo tiempo disponible. Me puedo escapar un día del trabajo para una actividad así (no mucho más) y es razonable que reparta mi tiempo entre todos los alumnos del mismo nivel: no sería justo que sólo acudiera a la clase de mi hijo. Pero los apenas 10 minutos con los que contábamos cada uno para atender a 6-7 niños, explicarles algunas reglas y jugar a uno o dos juegos, pasaban volando, y en algún momento, había que recoger y pasar al siguiente paso cuando estaban en pleno desarrollo de la partida. En este caso, si existe alguna frustación, es la del adulto, que los peques estaban encantados de cambiar de juego y jugar a «ése de la otra mesa». Y una imposición horaria tan ajustada resulta estresante (¿otro motivo para estar agotado?).

La verdad es que, pese a la dificultad para mantener la atención de los niños pequeños, la realidad es que no se «dispersaban» demasiado. Quizá les resultaba complicado mantener algo de orden cuando en la mesa de al lado se formaba alguna algarabía debido a alguna incidencia del juego, pero en general entendían de lo que se les hablaba y participaban con entusiasmo. Se les hizo cortísimo. Como a nosotros los mayores.

Otra cosa que, afortunadamente, me ha resultado curiosa es la ausencia de extravíos en los componentes y demás «daños colaterales». Únicamente se ha desatado una de los elásticos de Los Caballeros del Castillo, cosa fácilmente reparable, y tuve la fortuna de que me ocurriera en la última clase, así que simplemente lo sustituí por el Jenga (del que prescindí al principio porque tardaba demasiado en montarlo). No se ha perdido ni una pieza ni se ha roto nada, cosa para la que acudía mentalizado para el «sacrificio» (obviamente, en una actividad así).

Y ahora hablaré de los «cambios» en las reglas de los juegos, necesarios para jugar con pequeñines y con premura de tiempo. Jenga, El Frutalito y Avioneta Piruetas no necesitaron cambio alguno. En Animal sobre Animal prescindí del dado (a colocar animales encima del cocodrilo y ya está). Gulo Gulo consistía en voltear una loseta y coger un huevo de ese color, avanzar si se cogía correctamente y no avanzar si se hacía saltar la alarma. Sac Noir, con una preselección de piezas que no fueran rojas ni pequeñas (58 piezas en total), consistía en que cada uno iba construyendo la torre más alta posible. En Los Caballeros del Castillo quité el reloj de arena. El que más cambios sufrió fue Stampede!, en el que únicamente entregaba a cada uno las tres cartas con cabeza, cuerpo y cola de un mismo animal y tenían que montarlo correctamente.

Ganar o perder no son conceptos fácilmente asimilables a estas edades, así que los objetivos de los juegos no estaban claros para los chiquillos, pero el descubrimiento de un juego nuevo, el compartir una actividad «diferente» con los compañeros de clase (algunos juegos son para cuatro y a veces éramos hasta ocho, pulsando, por ejemplo, el mando del Avioneta Piruetas por parejas), la alegría por obtener un logro como montar una torre en Los Caballeros del Castillo o simplemente la secuencia de jugar a muchos juegos diferentes en poco tiempo, han sido experiencias que creo que les han gustado. Y a mí.

Por cierto, que esta entrada en el blog está redactada como si yo fuera el único responsable de este asunto y debo dar las gracias a mi mujer por implicarme, por participar y por hacerlo posible. Ella ha disfrutado tanto como yo.

Aquí, algo para reflexionar: ¿son los juegos de mesa adecuados para los niños tan pequeños? Mi experiencia previa había sido con mi hijo o con grupos de dos o tres niños, como máximo. Comenzar sentándome ante seis o siete, y con prisas, no es lo más adecuado, y, sin embargo, absorben todo conocimiento que se les ofrezca como esponjas. Se notan mucho las ligeras diferencias de edad, ya que estan sentados juntos alguno que aún no ha cumplido los tres años con otro que cumple los cuatro en los primeros días de enero. Incluso me aventuraría a decir que también se percibe la distinción entre quienes juegan con sus papás y quienes no, pero esto no lo sé con certeza, sólo puedo intuirlo y es algo muy sesgado.

Respondiendo a mi pregunta, sí, se puede jugar con niños muy pequeños, incluso a juegos más complicados de lo que parecen a primera vista. Como llevaba dos mesas, una de ellas la tenía que dejar sola y muchas veces formaban un pequeño lío, pero también me he encontrado con sorpresas como un grupo que había montado, solitos y sin trampas, una torre entera de Los Caballeros del Castillo. Los hijos desean fervientemente compartir cualquier actividad con sus padres. Jugar es una de ellas. Jugad con vuestros hijos.

Y, lo último: ¿repetiré? Sí, me lo he pasado estupendamente, pero si repito, es con ciertas condiciones. Imprescindible contar con un poco menos de presión por el tiempo y de que haya un adulto por cada grupo (llevar dos grupos ha sido una auténtica locura). Si además los grupos son más reducidos, mejor, pero esto no es más que una consecuencia de que muchos de los juegos usados fueran para cuatro jugadores. En todo caso, intentaré dar una «sesión de juegos» más amplia a las maestras y maestros, que estoy seguro que sabrán aprovechar para mejorar su trabajo.

Las imágenes las he sacado de BGG, que no me llevé cámara de fotos. Ni hubiera tenido tiempo de sacar ninguna.

Comentarios»

1. Corsario de Hierro - 25 noviembre 2009

Bueno, Pedro. ¡Qué decirte! Que me has animado a proyectar una experiencia similar en la guardería de Antoñito.

Felicidades por la experiencia.

2. el_mago8 - 25 noviembre 2009

Muy chula la iniciativa!!Espero qeu hayas disfrutado tanto como ellos!!:)

3. FALKEN - 25 noviembre 2009

Pues, ya te he leido.

Nada más que llegue a mi casa le pregunté a mi hija que como había ido la experiencia y que cual juego le había gustado más.

Ella me contestó que el de las cerezas y el pájaro (por eso te preguntaba que cual era porque yo no me acordaba del nombre).

Un detalle que te puede servir es que también me comentó que habían roto una cuerda del castillo (increible que recuerden ese pequeño detalle en tan poco tiempo).

Por cierto, que también me ha dicho que niño fue, así que si quieres les mandamos a los monosninja de Jokin.

Saludos y un abrazo crack…un 10 para ti por esta iniciativa.

ppglaf - 26 noviembre 2009

El juego es El Frutalito. Y sí, le ha gustado mucho, según comenta mi mujer.

En efecto, en su mesa ocurrió el incidente de Los Caballeros del Castillo, y es lógico que lo recuerden porque es algo «fuera de lo normal», ¿no?

Entonces, ¿te apunto para la próxima? 😉

4. kalamidad21 - 26 noviembre 2009

Eres mi heroe!!! Esta reseña debe guardarse para poder documentar que ¡¡¡SI, SE PUEDE!!!

yo me apuntaba a una de esas si pudiera encantado.

5. Chus - 26 noviembre 2009

¡Ah, el cansancio! Como maestro de infantil, creo que ya no recuerdo la última vez que llegué a casa entero… :-/

… pero hay otros aspectos en los que compensa, ¿eh? 😉 Me encanta que hayas flipado con lo absorbe-cosas-nuevas que son.

Justicia divina, por otra parte, ya que… ¡imagina 25 niños de 3 años con el disperso interés de un puñado de adolescentes de instituto! 😛

6. kokorin - 26 noviembre 2009

FelicidadeesQ!!

7. FALKEN - 26 noviembre 2009

Si me avisas con tiempo, por qué no?, además así llevo la cámara.

8. gixmo - 26 noviembre 2009

simplemente genial….

yo en su dia lo intente con una asociacionq ue hay aqui, pero todavia estoy esperando respuesta

9. Txus - 26 noviembre 2009

Estas cosas si son buena, una pena lo de la camara de fotos, pero que los peque jueguen a juegos de tablero es algo genial. Es una experiencia muy reconfortante cuando los niños descubren estos juegos (¡y sus padres!)

10. Charirq - 26 noviembre 2009

Así que ese es el famoso Frutalito. Pues al ver la foto me he llevado una sorpresa, ya que ese juego lo tenía yo de pequeña. Lo único que recuerdo de él son las cerezas. Qué cosas.

11. perezron - 26 noviembre 2009

Que rubios y exóticos son los compañeros de cole de tu hijo! 😉

12. Biblio - 26 noviembre 2009

Eres un maki, acabo de mandar un mail a la seño de mi peque de 4 años a ver si montamos lo mismo en mi cole, seguro que dice que si.
Biblio

13. ppglaf - 26 noviembre 2009

A los que van a intentarlo, ¡¡adelante!! 😀

Y ya me contareis.

Eso sí, mirad mis conclusiones y procurad que el tiempo no sea un obstáculo y que haya suficientes adultos por cada niño.

14. Pilardepiedra - 28 noviembre 2009

¡Qué bueno Pedro! tiene que haber sido una experiencia buenísima. ¡Enhorabuena! Besos

15. Jugar con niños, segunda edición « Destroquelando… - 17 enero 2011

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